viernes, 22 de mayo de 2015

Aprende a amar el ejercicio

Situación: Quieres ponerte en forma, es una de tus resoluciones para este año. Has leído y te sabes de memoria todos los beneficios que hacer ejercicio tiene para la salud: reducción de enfermedades, longevidad, pérdida de peso. Pero por algún motivo te cuesta adoptar un programa de ejercicios regular.

Sucede que cualquiera que ha probado, y ha fallado, al adoptar un régimen de ejercicios conoce todos los beneficios del ejercicio, pero ve todo eso como algo futuro, distante, y no lo motiva. Algunos se mantienen en el ejercicio porque no quieren ni siquiera vislumbrar una vida de enfermedades, malestares y visitas y gastos médicos. Pero hay otros que sin importar cuánto se diga que hacer ejercicio es bueno, no pueden incorporarlo en sus vidas.

Las personas que exitosamente logran mantener un programa de ejercicios aprenden en algún punto a alternar el foco de los resultados distantes junto a lo positivo, las experiencias internas que le da la rutina actual en el día a día. Y eso es algo que tú también puedes hacer. Porque en realidad hay mil maneras de internalizar la idea del ejercicio en nuestra vida, con ejemplos de objetivos actuales y otros lejanos. Como sea tienes que aprender a amar los ejercicios para hacerlos luego parte de tu vida, una especie de segunda naturaleza.

Según los psicólogos hay algunos puntos que necesitarás alcanzar para hacer del ejercicio diario una realidad.

Uno de ellos es el significado personal que le das al ejercicio. Algunos lo hacen simplemente porque se sienten bien, porque los desestresa (si es que existe esa palabra), otros porque se divierten y algunos lo hacen porque el ejercicio los ayuda a explorarse a sí mismos. Como sea, tienes que encontrar la manera de combinar las razones por las que lo haces con lo que esperas lograr del ejercicio. Solo cuando el ejercicio tiene un verdadero significado personal, íntimo para ti (cualquiera que este sea) entonces estarás motivado para hacerlo regularmente.

Lo siguiente es aprender a monitorear tu desempeño, a dominarlo. Quienes se ejercitan regularmente se concentran a veces en desafiarse a ellos mismos y a alcanzar objetivos personales como levantar dos kilos más que el mes anterior, correr la misma distancia en menos tiempo, etc. Compararse con otros no funciona ya que puede ser intimidante y/o frustrante. El dominio de lo que haces, y el esfuerzo por mejorar es lo que te mantiene conectado, es lo que te mantiene haciéndolo.

Estos dos puntos: significado personal y dominio es lo que te conectan con el ejercicio. Luego viene la sinergía, que ayuda a mantenerte conectado y haciéndolo.


La sinergía no es otra cosa que integrar el ejercicio. El ejercicio para mi no es solo una actividad física que hago. Con el ejercicio entre otras cosas aprendí a ser constante, a respetarme más, a perseverar, a ser más reflexivo. Y todo eso que me enseñó fue y sigue siendo la plataforma para otras áreas de mi vida como los negocios, la familia y la superación personal por  ejemplo. Al integrar el ejercicio a cada área de mi vida el resultado es que quiero hacerlo todos los días. Algunos días por salud, otros para tener un mejor cuerpo, otras veces para desarrollar mi caracter, otras veces simplemente para disfrutar de una ruta y buena música…

Ahora tal vez no lo sabes, pero llegará un punto en que tienes la necesidad de ejercitarte, por todas las razones anteriores o simplemente porque sí. Es en cierta medida un estado meditativo, simplemente fluyes, lo haces sin más. Sabes todo lo que hay detrás, todo lo que se dice siempre de bueno sobre entrenar regularmente, pero lo haces de todas formas porque tienes, porque quieres hacerlo, llegarás a un punto en que será parte de tu vida. Lo haces sin más.

A todo esto también hay que agregarle un punto de equilibrio entre tus desafíos y tus propias habilidades. Si no te desafías te aburrirás y abandonarás. Esto es lo que les sucede a los principiantes que luego de unas cuantas semanas de hacer ejercicio a veces no le encuentran sentido. Tienes que crearte desafíos, ponerte objetivos que te hagan ejercitarte cada vez mejor, o cada vez más duro, o más intensamente, o pasarte de un objetivo meramente físico como el sobrepeso hacia uno social como conocer gente o invitar a algun/a compañero/a del gimnasio a salir, incluso puedes convertilo en algo espiritual. ¡Vamos! Te corresponde a ti encontrar los disparadores. Como has visto a lo largo de este artículo hay muchísimos. En cuanto al nivel de habilidad proponte desafíos, pero que no superen tu actual nivel de actividad, porque sino te sentirás frustrado y nuevamente querrás evitar el ejercicio. En este caso busca ponerte objetivos más realistas, y tal vez más adelante volver por ese que te gustaría lograr.

Al contrario de lo que todo el mundo cree, si quieres ejercitarte regularmente por el resto de tu vida necesitarás comenzar a ejercitarte de adentro hacia afuera, y no al revés. Trabaja en los puntos mencionados en este artículo y ciertamente estarás en camino hacia una vida mucho mejor, y más placentera.


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