lunes, 29 de diciembre de 2014

10 Tips para las fiestas decembrinas

Es frecuente que durante las fiestas decembrinas comamos un poco más de lo habitual. De acuerdo con diversos nutriólogos, es recomendable disfrutar de todos los alimentos, pero con moderación.
  
Por ello, aquí te damos algunos consejos, para que te mantengas en forma, sin privarte de los ricos platillos que hay en esta época:
 
1. Siempre desayuna. Si crees que ayunar será mejor para comer más en la tarde y/o noche, estás en un grave error, porque en lugar de comer moderadamente, ingerirás más comida por la falta previa de alimento y así sí subirás de peso.

2. Come de todo. La clave es no excederte en nada. Elige en mayor medida las frutas y vegetales; de preferencia ocupa recipientes pequeños, para que consumas menos alimento.

3. Date tu tiempo para comer. Los nutriólogos recomiendan que cada bocado se mastique en promedio 20 veces, para digerir mejor los momentos. Que el cerebro tenga la señal de que ya está lleno y en consecuencia no comas de más.

4. Bebé 2 litros y medio de agua. Esto además de depurar tu cuerpo y eliminar las toxinas de más, te ayudará a sentirte satisfecho y evitar que comas de entre comidas. Es recomendable que tomes un vaso o dos de agua antes de empezar a tomar bebidas alcohólicas.

5. Hacer ejercicio todos los días. Una buena opción es bailar.

6. Consume alimentos con poca grasa. De preferencia dile sí al pescado y al pavo por su bajo aporte calórico.

7. Consume muy poca sal y si es posible, evítala.

8. No repitas platillos.

9. Come la mitad del postre que te den, para no tener calorías extras.

10. Prefiere la bebidas gaseosas baja en calorías que las regulares, porque tienen el doble de azúcar.

martes, 16 de diciembre de 2014

¿Es mejor ir al gimnasio por la mañana o por la tarde?

Ir al gimnasio por la mañana activa el metabolismo mucho antes. Entrenar por la tarde también tiene sus ventajas, como el poder optar por un mayor número de actividades y clases.

¿Es mejor ir al gimnasio por la mañana o por la tarde? Sea cual sea nuestra preferencia horaria, ejercitarse es muy beneficioso para la salud. De todas formas, como veremos a continuación, existen varias diferencias entre uno y otro horario.

En las primeras horas del día, la actividad física contribuye a activar nuestro cuerpo, a llenarnos de energía para el resto de la jornada. Al levantarnos, tenemos las pilas cargadas y las fuerzas intactas, por lo que el ejercicio puede llegar a ser altamente satisfactorio y efectivo. Sin embargo, por la tarde, con el cansancio acumulado del día, es más fácil fatigarse y decidir posponerlo para otro día.

Otra de las ventajas de ir al gimnasio por la mañana es que ayuda a regular el apetito para el resto del día, ya que activa nuestro metabolismo mucho antes. La sensación de saciedad es mayor y, por lo tanto, resulta más sencillo controlar el apetito, algo que nos da la opción de elegir los alimentos que más nos convengan.

Por otro lado, la quema calórica es mayor a primera hora de la mañana, puesto que cuanto antes nos levantemos y nos pongamos a hacer ejercicio, antes se activará nuestro metabolismo. También conviene mencionar que el ejercicio matutino ayuda a potenciar la actividad mental.

No obstante, entrenar por la tarde también tiene sus ventajas, aunque, a priori, los objetivos sean otros, como la relajación o la sociabilidad. Tras un largo día de trabajo muchos no buscamos otra cosa que desconectar y relajarnos mientras conversamos tranquilamente con gente en nuestra misma situación. Además, en los gimnasios la oferta de actividades por la tarde es mucho más amplia que por la mañana, de manera que si lo que buscamos es algún curso específico, este será el horario que más nos convenga.

En conclusión, todo depende de nuestro objetivo, pues existen argumentos válidos tanto a favor como en contra, dependiendo de nuestros intereses individuales. Pese a todo, lo más importante es mantener un hábito, convertirlo en una práctica constante que nos ayude a lograr fondo físico y a conservar un buen estado de salud.


martes, 9 de diciembre de 2014

Aprende cómo quemar más calorías en el gimnasio

Ya que haces una rutina de ejercicios ¿por qué no sacar el máximo provecho? Aprende en esta entrega cómo quemar más calorías en el gimnasio y ¡redobla tus resultados antes de tiempo!

Muchas veces al comenzar una dieta o rutina de ejercicios para perder peso, sucede que los primeros días o semanas bajamos de una forma increíble y estamos más que satisfechas con los resultados, pero de pronto, parece que ya nada funciona y cada vez cuesta más perder esos últimos kilos o bien por lo que sea, necesitas quemas más calorías.

Uno de los secretos para conseguirlo, es cambiando el tipo de rutina o entrenamiento, de esta manera quemarás más calorías de las que habitualmente consumes, obligando a tu cuerpo a que obtenga más energía proveniente de la grasa.

Consejos para quemar más calorías

Reduce los intervalos de tiempo

Reduce el tiempo de entrenamiento, a la vez que incrementas la quema de calorías. Solo tienes que jugar con la intensidad de los ejercicios que realizas. Por ejemplo, pasa de hacer ejercicios suaves durante dos o 5 minutos, a realizarlos de forma moderada en un tiempo de 30 segundos a dos minutos. Debes alternar tiempos con intensidad.

Los resultados son increíbles, este sencillo truco lleva a que tu cuerpo continúe quemando calorías durante todo el día, aún luego de haber finalizado el entrenamiento.

Haz ejercicios durante más tiempo 

Cuando realices ejercicios más largos, haz intervalos más rápidos, si todavía no puedes alcanzar ese ritmo solo incrementa el tiempo de actividad física. Al hacer una actividad cardiovascular por más de hora y media, el cuerpo quema grasa en vez de glucógeno (reserva de azúcar en los músculos), contribuyendo así a bajar de peso más fácilmente.

Consume carbohidratos y proteínas

Los carbohidratos y las proteínas no deben faltar en tu alimentación aunque estés a dieta o desees bajar de peso; para quemar calorías necesitas hacer un ejercicio intenso, pero también tu cuerpo requiere de energía para poder llevarlo a cabo, así es que no descuides tu alimentación.

No consumas verduras ricas en fibra (para evitar calambres e hinchazón); consume harina de avena con pasas y leche desnatada, plátanos, mantequilla de cacahuate o queso pobre en grasas y pan integral unas dos horas antes de hacer ejercicio. Te proporcionaran la energía adecuada sin que aumentes de peso y podrás perder más calorías.


viernes, 5 de diciembre de 2014

7 Errores que debes evitar al hacer ejercicios

Es bien sabido que hacer ejercicio es bueno para nuestra salud, y como tal lo debemos incluir en nuestra rutina diaria. Pero muchas veces al hacerlos, se cometen muchos errores, ya sea por el afán de perder peso o tonificarse rápidamente. A continuación te traigo los errores más comunes que se comenten al ejercitarse.


  1. Mucha cantidad en poco tiempo: Si no haces ejercicios regularmente, entonces no pretendas llegar de 0 a 60 minutos en un día. En realidad, cuando una persona comienza con ejercicios muy difíciles, rápidamente pierde interés y hasta se puede lesionar. Te aconsejo que comiences poco a poco y aumentes gradualmente la intensidad del ejercicio.
  2. Una sola parte del cuerpo: La mayoría de las personas detestan una zona específica de su cuerpo, y por consecuencia es cuando se presenta un error clásico y es que se centran en trabajar exclusivamente en esa zona. No caigas en eso, debes concentrarte en ejercitar y tonificar tu cuerpo en general.
  3. Obviar al medico: Un nuevo régimen de ejercicios debe comenzar con una visita a tu médico. Muchas personas obvian este paso, es mas, ni se molestan en pensar en eso. Tu médico puede aconsejarte, los tipos de ejercicios o que medidas tienes que tomar en cuenta según tu estado general de salud.
  4. Obsesionarte: Este es un error peligrosísimo. Si empiezas a pensar que no puedes vivir sin ejercitarte, que es imposible perderte una sesión, en fin que tu vida gira alrededor de los ejercicios y es tu única razón de existencia…Déjame decirte que estas obsesionado. A menos que seas un atleta profesional, la formación y la condición física debe ser parte de su vida, no tu razón de ser.
  5. Monotonía: Ahora me enfoco al otro extremo, si no te gusta el ejercicio se convertirá en una tarea y la probabilidad que renuncies son altas. Así que no hagas ejercicios que no te gusten, busca algo que te entusiasme, así los harás con empeño y nunca te aburrirás.
  6. Comer antes de hacer ejercicios: No es una buena idea para comer justo antes de hacer ejercicio, y sobre todo si es una comida pesada. Si vas a hacer ejercicios, debes hacerlos por lo menos una hora después de comer. La razón es que, la digestión de una comida, hace que se desvíe la sangre al estómago y lejos de otras partes del cuerpo (por eso te da sueño luego de una comida pesada). Si haces ejercicio justo después de comer interrumpirás este proceso digestivo.
  7. Luego de un embarazo: No te vayas a influenciar con el ejemplo que dan las artistas, que se embarcan en un régimen intensivo de ejercicios para perder el peso del embarazo apenas unas semanas después del alumbramiento. Déjame decirte que para la mayoría de las mujeres, el peso del bebé puede tomar hasta un año para perderlo, así que evita hacer ejercicios muy fuertes y proponte perder el peso gradualmente.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Cómo formar (y mantener) buenos hábitos

¿Alguna vez te has establecido la meta de formarte un nuevo hábito, únicamente para encontrarte no haciéndolo después? Sé que yo lo he hecho. 

¿Por qué es tan difícil formar buenos hábitos? ¿Por qué cuesta tanto ser consistente con el cambio? ¿Cómo es que podemos tener toda la intención de convertirnos en mejores personas, pero luego ver muy poco progreso? Y aún más importante, ¿hay algo que podamos hacer?

Tus metas de vida no son tus hábitos

Las audaces metas de vida son fabulosas. Nos enorgullecemos de tenerlas. Pero es posible que esas metas estén diseñadas para distraerte de lo que realmente temes –el cambio en tus hábitos diarios que podría significar una reinvención de cómo te ves a ti mismo. -Seth Godin.

Todos tenemos sueños y esperanzas. Si no los tienes, no eres del tipo de persona que leería este artículo. Y la mayor parte de las veces, tenemos al menos una idea general de cuáles son esas metas: la forma en que queremos que luzcan nuestros cuerpos y la buena salud que queremos disfrutar, el respeto que queremos conseguir de nuestros colegas y el importante trabajo que queremos crear, las relaciones que queremos con nuestras familias y amigos y el amor que deseamos compartir. 

En general, esto es algo bueno. Es agradable saber qué es lo que quieres, y tener metas te da una sensación de dirección y propósito. Sin embargo, hay una forma en la que tus esperanzas y sueños te sabotean e impiden que seas mejor: tus deseos pueden seducirte fácilmente a morder más de lo que puedes tragar. Esto es lo que quiero decir: 

- Te inspiras por The Biggest Loser, vas al gimnasio, pero te ejercitas hasta el cansancio, por lo que necesitas los próximos tres meses para recuperarte. 
- Finalmente tienes la necesidad de escribir tu libro, escribes todo el fin de semana y después regresas el lunes al trabajo y te olvidas de él. 
- Te motivas por las historias de tus amigos de viajes a diferentes países, por lo que empiezas a planear el tuyo alrededor del mundo, terminando abrumado por los detalles y quedándote en casa. 

Demasiado seguido dejamos que nuestras motivaciones y deseos nos lleven a intentar resolver todos nuestros problemas de una sola vez, en lugar de empezar poco a poco con una nueva rutina. 

Lo sé, lo sé. No es ni remotamente igual de ‘sexy’ que decir que perdiste 15 kilos en tres meses. Pero la verdad es ésta: los sueños que tienes son muy distintos a las acciones que te llevarán a ellos. 

¿Entonces cómo balanceamos nuestro deseo de hacer transformaciones que cambien nuestra vida, con la necesidad de crear hábitos pequeños y sostenibles?

Los buenos hábitos: Sueña en grande, pero empieza pequeño

Si de verdad quieres hacer un cambio significativo (en otras palabras, si estás dispuesto a hacer las cosas mejor a como las haces actualmente), tienes que empezar en pequeño. 

Imagina los típicos hábitos, tanto los buenos como los malos: Lavarte los dientes. Ponerte el cinturón de seguridad. Morderte las uñas. Estas acciones son lo suficientemente pequeñas como para que ni siquiera pienses en ellas. Simplemente las haces en automático. Son pequeñas acciones que se convierten en patrones consistentes. 

¿No tendría sentido que si quisiéramos formas nuevos hábitos, la mejor forma de comenzar sería hacer pequeños cambios que nuestro cerebro pudiera aprender rápidamente y repetir automáticamente? 

¿Qué pasaría si empezaras a pensar en tus metas de vida, no como en cosas grandes y audaces que sólo podrías conseguir cuando el tiempo sea el indicado o cuando tengas más recursos, sino en comportamientos pequeños y diarios que repites hasta que el éxito sea inevitable? 

¿Qué pasaría si, por ejemplo, perder 20 kilos no dependiera de que alguien descubriera la dieta perfecta o de que encontraras una voluntad sobrehumana, sino de una serie de pequeños hábitos que pudieras controlar siempre? Hábitos como caminar 20 minutos al día, beber ocho vasos de agua al día y medirte en cada comida. 

Creo que la siguiente cita de BJ Fogg, un profesor en Stanford, resume bien esta idea: 

Si plantas la semilla correcta, en el lugar correcto, crecerá sin mayor persuasión. Creo que ésta es la mejor metáfora para crear hábitos. La “semilla correcta” es el pequeño comportamiento que eliges. El “lugar correcto” es la secuencia (lo que viene después). Y la “persuasión” es amplificar la motivación, que pienso no tiene nada que ver con la creación de hábitos. De hecho, enfocarse en la motivación como la clave de los hábitos es equivocado.  Déjame explicarme: Si eliges bien el pequeño hábito y la secuencia, entonces no tendrás que motivarte para que crezca. Simplemente ocurrirá con naturalidad, como una buena semilla plantada en un buen lugar. –BJ Fogg. 

La estrategia típica es sumergirte en lo profundo cuando recibes la dosis exacta de motivación, sólo para fracasar rápidamente y desear que tuvieras más voluntad mientras que tu nuevo hábito se hunde. La nueva estrategia es entrar a la orilla y poco a poco irte a lo profundo, de manera que llegues a un punto en el que puedas nadar, estés o no motivado.

Enfócate en el estilo de vida, no en el cambio de vida

Seguido nos obsesionamos con hacer transformaciones que cambien vidas. 
- Perder 20 kilos sería un cambio de vida, beber ocho vasos de agua al día es un nuevo estilo de vida. 
- Publicar tu primer libro sería un cambio de vida, escribir dos cuartillas todos los días es un nuevo estilo de vida. 
- Correr un maratón sería un cambio de vida, correr tres veces a la semana es un nuevo estilo de vida. 
- Ganar $100,000 más al año sería un cambio de vida, trabajar cinco horas extra a la semana como freelancer es un nuevo estilo de vida. 
¿Notas la diferencia?

Las metas de vida son buenas porque brindan dirección, pero también pueden engañarte y hacerte tomar más de lo que puedes lidiar. Los hábitos diarios (pequeñas rutinas repetibles) es la forma en la que puedes convertir grandes sueños en realidad.