martes, 7 de julio de 2015

¿Tardes lluviosas? ¡Qué tal un poco de Pilates!

Recupera tu sentido del equilibrio y acaba tu sesión con una bien merecida y reconfortante taza de té, mientras disfrutas del terapéutico sonido de la lluvia cayendo sobre tus ventanas.

Si has hecho Pilates antes sabrás que hay muchos movimientos de entre los que elegir (500, para ser exactos), todos desarrollados con diferentes propósitos. Hemos seleccionado los que podrás disfrutar en la comodidad de tu sala de estar, por lo que no deberás preocuparte si te pierdes una clase en grupo por no poder llegar al gimnasio.

La belleza del Pilates reside en la reducción de tus niveles de ansiedad y estrés y la ayuda que proporciona a tu mente para encontrar el equilibrio, desconectando de las rutinas del día a día y centrándose en disfrutar del momento presente. Con todos estos beneficios tan increíbles, ¿qué esperamos?

Pongamonos manos a la obra

  1. Haz suficiente espacio en la sala para poder estirarte y moverte libremente, y pon tu música de relajación favorita. ¿Te has quedado sin ideas? Echa un vistazo a nuestra lista de reproducción para meditación si necesitas inspirarte.
  2. Siéntate, con las piernas cruzadas, sobre tu esterilla de yoga en caso de tenerla (si no la tienes, la alfombra también funciona), estira los brazos hacia fuera tanto como te sea posible y aguanta.
  3. Inclínate hacia un lado, manteniendo la espalda recta, y levanta el brazo opuesto por encima de la cabeza siguiendo la inclinación de tu cuerpo.
  4. Repite hacia el otro lado dos veces más, con las piernas estiradas a ambos lados. Cógete los pies y estira, ¡siente como se estiran tus pantorrillas!
  5. Estira las piernas hacia delante y coloca los brazos a ambos lados de éstas. Levanta las piernas simultáneamente y encuentra el equilibrio. Aguanta la postura durante medio minuto y repite cuatro veces.
  6. Rota hacia tu derecha, apoyando un codo en el suelo y levantando la pierna en paralelo con la otra. Mantén las piernas en alto, álzate cuatro veces y repite el movimiento con las piernas dobladas.
    Cambia de lado y repite el ejercicio.

    Gira el cuerpo hasta la posición de plancha lateral. Aguanta durante medio minuto y repite hacia el otro lado.
    A continuación, colócate en posición de plancha frontal y haz diez flexiones. Colócate de espaldas lentamente y haz cuatro series de abdominales, centrándote en trabajar bien cada uno de los músculos.

    Alza las piernas hacia arriba, manteniendo los omóplatos contra el suelo. Guía tu cuerpo lentamente hacia el suelo, primero la pierna derecha y luego la izquierda. Recoge las rodillas hacia tu pecho y equilibra tu espalda, sintiendo cómo se estira.

    Ahora haz estiramientos: abriendo los brazos, con las palmas mirando hacia arriba y las piernas ligeramente separadas, céntrate realmente en relajar tu cuerpo. Cierra los ojos y tómate unos minutes para sentir una serenidad complete, permitiendo que tu cuerpo disfrute del momento presente. Mantente en este estado de completa relajación tanto tiempo como te parezca, y empieza luego a mover los dedos de las manos y de los pies y a abrir lentamente los ojos.




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